Entre las variantes de acné podemos describir:
Acné neonatal: se puede detectar en recién nacidos desde las 2 semanas de vida, y desaparece espontáneamente en 2 a 3 meses. Se detecta por la presencia de puntos blancos que afectan la nariz y las mejillas. Se cree que es secundario al aumento de la producción de grasa del recién nacido, la cual ocurre de forma transitoria.
Acné del lactante: Se presenta entre el 3 y 6 mes de vida, con aparición de puntos negros, puntos blancos (“espinillas”), granos y “barros”. Es secundario al aumento de hormonas (testosterona y derivados) por parte de la glándula suprarrenal inmadura del lactante. A partir del año de edad, estos niveles hormonales inician su estabilización llevando a la remisión del acné. En casos moderados a graves suele requerir tratamiento, por el potencial riesgo de dejar cicatrices.
Acné Vulgar: El que se desarrolla en la adolescencia, con lesiones de diferentes formas y localización típica (cara, pecho y espalda).
Acné conglobata: Constituye una de las formas más grave de acné, está caracterizado por la presencia de todo tipo de lesiones, puntos negros, blancos, puntos con pus, lesiones profundas e inflamadas, formación de abscesos (cavidad dentro de la piel llena de pus) y cicatrices. Predominantemente más frecuente en hombres jóvenes, y de predominio en el tronco antes que la cara.
Acné Fulminans: Variante severa de acné que aparece con múltiples lesiones inflamatorias predominantemente en el tórax, asociado a malestar general, dolor de los huesos y músculos y también fiebre.
Acné excoriado de la mujer joven: Más frecuentemente visto en mujeres jóvenes y por eso su nombre, se debe a la aparición de acné leve, con empeoramiento por la manipulación de las lesiones, por pellizcamiento, y rascado por parte de la persona que lo padece, hasta el punto de desencadenar cicatrices.
Acné asociado con enfermedades endocrinológicas: Principalmente al Síndrome de ovario poliquístico y a la hiperplasia suprarrenal congénita, el común denominador en estas enfermedades es el aumento en la producción de andrógenos (testosterona y sus derivados) estimulando a las células del revestimiento del folículo piloso y a la glándula productora de grasa, llevando a un aumento del taponamiento del orificio de folículo.
